La corteza de los alcornoques se retira del tronco del árbol, sin dañarlo, para obtener el corcho.

Las zonas más extensas de bosques de alcornoques, conocidas como alcornocales, se ubican en algunas zonas del Mediterráneo con influencia del Atlántico, como Portugal, España, sur de Francia, Italia y norte de África.

También hay bosques de alcornoques en algunas regiones de China.

Un alcornoque tiene una esperanza de vida de entre 150 y 200 años.

La extracción es el proceso de retirada del corcho del alcornoque.

Este trabajo lo llevan a cabo profesionales con un hacha. Esta delicada operación se suele desarrollar entre los meses de mayo y agosto, época durante la cual los árboles están en fase activa de crecimiento y la corteza se puede separar fácilmente del tronco.

La extracción está considerada el trabajo agrícola estacional mejor pagado del mundo.

Son necesarios unos 25 años para que el tronco de un alcornoque empiece a producir corcho y sea rentable. Cada tronco tiene que alcanzar un perímetro de unos 70 cm cuando se mida a 1,3 metros del suelo.

Esta primera retirada del corcho se denomina bornizo.

Los descorches posteriores se tienen que realizar con un período intermedio de nueve años, como mínimo.

Un alcornoque se puede descorchar hasta 16 veces durante su vida productiva.

No. El corcho de los alcornoques lo retiran trabajadores especializados sin dañar el árbol.

El corcho es un material ligero, cuyo volumen está compuesto por un 50 % de aire, lo cual lo convierte en flotante. Además, el corcho es totalmente impermeable a los líquidos y prácticamente impermeable a los gases, gracias a la presencia de suberina y cerina en sus células. Esa impermeabilidad permite que el corcho envejezca sin deteriorarse y que conserve sus propiedades a lo largo del tiempo.

El corcho es elástico y compresible. Se puede comprimir hasta aproximadamente la mitad de su ancho original sin perder flexibilidad. Cuando se elimina la presión, el corcho recupera su forma y volumen inicial.

El corcho cuenta con una elevada resistencia al fuego debido a su composición química y estructura celular, lo reduce su inflamabilidad y la propagación de las llamas.

Las células fueron descubiertas en 1665 por el biólogo Robert Hooke, que observaba cortes de corcho. Hooke se dio cuenta de que el corcho estaba formado por numerosos compartimentos vacíos, similares a agujeros, que él llamó células (del latín cella = compartimento cerrado

El corcho es el sellante por excelencia del mundo de los vinos debido a sus propiedades únicas.

Es ligero, compresible hasta la mitad de su tamaño, tiene memoria elástica (recupera la forma original tras la compresión), es impermeable a los líquidos y resistente al desgaste, al calor y a la descomposición.

El tampón de plástico también permite que penetre una pequeña cantidad de oxígeno en el vino después del embotellado, y esa «microoxigenación» del vino a lo largo del tiempo contribuye a su «evolución» y al desarrollo de características «terciarias» que componen el denominado «bouquet» del vino.

Hasta el momento no se ha conseguido ningún material artificial que haya reproducido todas las propiedades únicas del corcho, como su ligereza, su capacidad aislante y su elasticidad.

El tapón de corcho permite que se produzcan microintercambios gaseosos entre el vino embotellado y el exterior, lo que garantiza una evolución de los vinos en condiciones excepcionales a lo largo de muchos años.

No, los tapones de corcho usados no se pueden reutilizar para embotellar otras botellas de vino.

No. El corcho se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones, desde usos domésticos a instrumentos musicales, pasando por el sector automóvil o aeroespacial, entre otros.

Sí, el polvo de corcho se puede utilizar para generar energía, lo que contribuye a mejorar la eficiencia energética.

Sí. Actualmente hay suficiente cantidad de corcho para atender a todas las necesidades.

Se están implantando programas de reforestación para garantizar que así siga siendo en el futuro.